En el profundo silencio de la noche, cuando el mundo mortal se disuelve en el murmullo etéreo de lo desconocido, nadie podría imaginar que el destino se dibuja en las estrellas y yo jamás podría haber previsto que mi hogar se hallaría más allá de la realidad que conocía.
Nunca imaginé que mi vida, hasta entonces marcada por lo cotidiano y lo familiar, se desmoronaría para revelar un universo más allá de lo imaginable. El hogar que siempre había considerado mi refugio, el lugar donde encontraba consuelo en lo conocido, estaba a punto de convertirse en un recuerdo lejano. Un destino inesperado me aguardaba en el umbral de la realidad, desdibujando las fronteras entre lo que era y lo que podía ser.
Todos Los derechos reservados