Eran dos primas que planeaban pasar una noche tranquila en casa, viendo una película, como cualquier par de primas normales. Pero el destino, caprichoso y cruel, tenía otros planes. El movil de Amira sono y las lágrimas de Amira no tardaron en aparecer al recibir la noticia de que su hermano había sido atropellado. En un instante, todo cambió. Salió corriendo hacia el hospital, dejando a su prima Nor sola en casa, esperando noticias con el corazón encogido. Lo que Nor aún no sabía... es que nada volvería a ser normal después de aquel viernes 13 de septiembre.
Si ser pesadas fuera un deporte, ellas tendrían unas medallas de oro.