Permíteme, estimado lector, advertirte: "El Columpio" no es para pusilánimes. Es un viaje a través de la oscuridad, una confrontación con los demonios internos, y una búsqueda desesperada de la luz. Es una meditación sobre la fragilidad de la existencia, una exploración de las sombras que habitan dentro de cada uno de nosotros. Con un final que resuena con un eco inquietante, esta obra invita a la reflexión sobre la naturaleza de la vida y las consecuencias de nuestras decisiones. "El Columpio" es un recordatorio de que el arte debe ser valiente, debe exponer nuestras heridas al mundo. Porque solo así, mostrando nuestro dolor, podemos conectar verdaderamente con los demás.