Durante su sexto año en Hogwarts, Lyra Coldborn se encuentra en una situación que ella considera nada menos que tortuosa. Desde que ingresaron al colegio de magia, Fred Weasley ha sido una espina constante en su costado. A pesar de que sus familias eran buenas amigas y se conocían desde antes de su primer año, cualquier posibilidad de amistad entre ellos se esfumó rápidamente debido a las constantes bromas pesadas de Fred.
Lyra siempre ha detestado las bromas de Fred, que van desde simples travesuras hasta elaboradas y humillantes puestas en escena que la dejaban en ridículo frente a sus compañeros. A lo largo de los años, la relación entre ellos no mejoró, y ahora, en su sexto año, la presencia de Fred en sus clases y en la sala común de Gryffindor sigue siendo una fuente de estrés constante para Lyra.
Sin embargo, algo inesperado comienza a suceder. Fred, conocido por su carácter juguetón y bromista, de repente parece decidido a llamar la atención de Lyra de una manera diferente. Empieza a coquetear con ella cada vez que tiene la oportunidad, lanzándole miradas sugerentes, buscando conversaciones y haciendo cumplidos que la dejan desconcertada. Este cambio de actitud no evita que las bromas continúen, pero ahora están mezcladas con gestos de aparente interés romántico que Lyra no sabe cómo interpretar.
La situación se vuelve cada vez más confusa para Lyra. No solo debe lidiar con las bromas persistentes de Fred, sino que ahora también debe enfrentar sus intentos de acercamiento y coqueteo. La dinámica entre ellos se convierte en una complicada danza de emociones, donde Lyra se encuentra constantemente preguntándose cuáles son las verdaderas intenciones de Fred.
A medida que el año avanza, Lyra se debate entre el deseo de mantener a Fred a raya y la curiosidad por entender el cambio en su comportamiento.