Toledo, 3 de julio de 2005. Unos pasos azarosos resuenan sobre la grava del camposanto. Junto al pecho de quien camina, apretada con fuerza, una caja de contenido todavía desconocido, que tal vez aporte algo de consuelo al dolor que ha destrozado su corazón de manera irreversible. O quizás no tanto. ¿Es posible compactar toda una vida en unas líneas escritas desde el amor más profundo jamás experimentado? ¿Pueden unas cuantas palabras sanar el alma y devolverle la ilusión de una eternidad compartida? ¿Es el recuerdo de la felicidad plena suficiente para seguir adelante con la vida? Existe un tipo de amor incondicional. Indestructible. Inmortal. Un amor que ni el tiempo ni el espacio pueden disipar. Así es el amor que se han profesado con devoción absoluta Marta de la Reina y Fina Valero a lo largo de toda su vida, que bien merece no ser nunca olvidado.
10 parts