¿Qué creerían si les dijera que tuve que escapar con mis amigos de una cabina subterránea en la cual nos volvimos experimentos? Estábamos cansados. Cansados de ser abusados. Cansados de ser solo unos niños de laboratorio. Cansados de sufrir. Por eso, ahí pasaron cosas horribles, de las cuales tuve que correr con mis amigos si quería vivir. Jamás podríamos ser normales porque somos experimentos. Por más que deseemos no lograremos dejar de vivir en un infierno. Por más que corramos nunca escaparemos. Al menos eso creíamos al inicio de todo.