Claudio Di Maria es un niño arisco, problemático. En el colegio siempre se pelea con todo el mundo y su madre, que trabaja de sol a sol para tirarlo adelante y hacer de él un hombre de provecho, ya no sabe qué hacer. Claudio habla solo con Andrea, su amigo de infancia, cuando este viene a su casa huyendo de los maltratos de su padre. Los dos niños, en las noches calurosas sicilianas se confiesan sus dolores, porque la rabia de Claudio tiene un nombre: Roberto Mancini, su padrastro, que obliga a su mandre a prostituirse por las noches.
Pero Claudio es listo y muy buen deportista, lo saben bien sus amigos: Pietro, Lauro y Giovanna -la hermanita de éste que siempre tienen que llevarse consigo porque sino a Lauro no lo dejan salir a jugar-.
Años después Di Maria consigue entrar en el departamento de los antidisturbios y decide pedir destino lejos de casa, en Bolonia. Con él lo hacen sus mejores amigos. Por fin podrá abandonar esta vida y comenzar de cero. El único problema es Giovanna que ahora ya no es tan pequeña y a la que, aun sin saber cómo, ha dado su primer beso. Di Maria, incluso en la distancia y pese a ser algo prohibido, no puede sacársela de la cabeza y la cosa se complica cuando Giovanna pasa el examen de admisión para la universidad y va a vivir con ellos a Bolonia. En la distancia era fácil controlar lo que sentía, pero todo se tambalea cuando esta preciosa chica de cabellos rizados y largas piernas pasea por el salón de su casa.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.