Las castañas son candentes eso es lo que yo siempre pensé. Ella lo era, tenía esa mirada profunda, un cabello bastante largo y rizado, unos labios bastante apetitosos al igual que unas redondas mejillas. Su cuerpo ¡Dios! Era perfecto y ni hablar de su trasero. Ella era mi chica perfecta. Pero ella no era lo que yo esperaba. Aunque tal vez si era lo que necesitaba…