Serena seguía presa de sí misma, sin rumbo fijo y sin nadie con quien ir de la mano. Tenía su famosa mochila desgastada, las zapatillas nuevas que su padre le trajo de Milán y unas rodilleras con un olor un tanto raro.
Su beca le resultó rara de recibir. Nunca sacó buenas notas, y esa suposición quedó aún más clara cuando repitió curso. Y ¿Beca deportiva? Nunca fue de las mejores, o por lo menos, eso le solía repetir su padre en el coche cada vez que iban a algún partido del instituto.
Para ella todo esto le estaba viniendo muy grande, apenas recordaba como si fuese ayer cómo quedaba con Hannah en la parada de autobús para ir al instituto, aunque su amiga fuese un curso por delante al Serena haber repetido.
Logan todavía no asimilaba que iba a ser su último curso en la universidad de sus sueños. Todos los años por los que luchó tanto, por los que había pasado noches sin dormir, días sin comer o tardes en la biblioteca hidratándose a base de café negro sin azúcar, estaban a punto de acabarse.
Había ido a tantas fiestas que necesitaba por lo menos, cuatro personas más para contarlas con los dedos de las manos. Había estudiado tanto, que más de una vez se había levantado con contracturas en el cuello y marcas de hojas en los mofletes. Bastantes veces se levantó al lado de una extraña, aunque esa parte prefería no contarla.
Sus padres, bastante orgullosos de él, casi les da un infarto al enterarse que su único hijo se cambió de carrera el primer mes de su primer año. No es de extrañarse, una pareja de neurocirujanos enterándose que su único hijo quería ser abogado. Una escena encantadora que solo Logan tuvo el privilegio de presenciar.
La pregunta aquí es, ¿Qué tendrá que ver el carismático y estudioso Logan con la despistada y borde de Serena? Pues yo tampoco lo sé.
"You are mine," He murmured across my skin. He inhaled my scent deeply and kissed the mark he gave me. I shuddered as he lightly nipped it. "Danny, you are mine and only mine, you understand?"
Daniella Saunders had a pretty rough life. After being heartbroken and betrayed by both her father and her boyfriend, Danny moves to a small town to find the comfort of her mother. Everything is not what it seems and soon, Danny finds herself in the middle of a world she didn't even knew existed outside of fiction novels and movies. Not only does the town seem bizarre, but her senses heighten, her temper is out of control, and her hunger amplify. Throw in an arrogant, selfish, sexy, possessive player who didn't even want her in the first place, her life just seamlessly attract madness. Especially with those creepy threats coming from a "Silver Bullet", she can't keep still.