-Si lo busco, todo lo que hemos construido hasta hoy se derrumbará. No estoy dispuesto a perderlo. -Pues yo sí. Así que prepárate, porque volveremos a buscar a ese amado tuyo -El Omega levantó un dedo en señal de negación antes de que él pudiera replicar-. Y no acepto un no por respuesta. Quién diría que, al final, quien terminaría arreglando su relación sería su falso prometido: un Omega de hermosos ojos morados, dispuesto a arriesgar su bienestar por reunirlo con un amor perdido a lo largo de los años, enterrado bajo malintencionadas y cerradas mentes.