El pecado más grande de Emma y Alexander no fue el deseo sino el amor. Ahora ambos deberán enfrentar el infierno que los obligó a separarse y jugar mejor su cartas y sus alianzas si quieren reencontrarse. El pecado volverá locos a todos los poderosos porque si algo se sabe en Londres es que la organización del lobo y sus líderes nunca caen. Y dos pecadores siempre vuelven a rezar... "Cae en tentación, desea con fuerza y ruega por tus pecados" Queda prohibida la copia de esta historia.