Los años pasaron sin que tuviera noticias de él, hasta que un día, mientras compraba un café caliente, sus ojos despertaron en mí un torrente de recuerdos hermosos y melancólicos. Sin embargo, ya no era el mismo; su aspecto había cambiado, y con ello, también el vínculo que alguna vez compartimos . . . Ya no era mi Kafka. - 𝓜𝓲𝓷𝓪 𝓐𝓼𝓱𝓲𝓻𝓸All Rights Reserved
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