BangChan siempre había vivido bajo la sombra de su familia. Como único heredero de una de las familias más poderosas y conservadoras del país, su vida estaba predestinada desde el momento en que nació. Cada paso que daba, cada decisión que tomaba, era cuidadosamente controlada por su padre, Bang Joo-heon, un hombre temido y respetado en igual medida. Su madre, aunque amorosa, seguía siendo una figura distante, atrapada en las mismas cadenas de tradición que ataban a su hijo.