A veces, el amor florece en los lugares más inesperados, como una rosa en un desierto. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando ese amor se convierte en una prisión dorada? Cuando las cadenas de afecto se entrelazan con las de la obsesión, la libertad se desvanece y la pasión se transforma en un tormento. Es como una mariposa atrapada en un frasco, aleteando desesperadamente contra un cristal invisible