En la imponente Academia Arcana, un bastión de magia y conocimiento oculto, Sabrina y Alexander se encuentran en el epicentro de una historia de conflicto y conexión. La academia, situada en un bosque encantado y oculta del mundo humano, es un refugio para criaturas de toda índole: vampiros, dragones, elfos y más. Cada uno sigue un camino académico que profundiza en sus habilidades mágicas y sobrenaturales, pero no todos están destinados a la armonía.
Sabrina, una joven humana bajita y astuta, llega a la academia con la determinación de demostrar su valía. A pesar de su estatura, su mente es aguda y su espíritu es fuerte. Habla dos idiomas antiguos y ha demostrado ser una estudiante talentosa, especialmente en la clase de Montaje de Dragones, donde su habilidad para conectar con los dragones destaca. Su optimismo y tenacidad son su mayor fortaleza, pero también la convierten en un blanco fácil para el escepticismo y la crítica de otros.
Alexander, un vampiro alto y enigmático, es el instructor de la clase de Montaje de Dragones. Frío y distante, Alexander se distingue no solo por su imponente presencia, sino también por su habilidad para hablar cuatro idiomas antiguos y su conocimiento profundo de la magia y los dragones. Su autoridad y su actitud implacable hacen que sea temido y respetado en la academia. Para Alexander, el mundo es un lugar de reglas estrictas y pruebas duras, y su enfoque hacia Sabrina es inicialmente uno de desdén y desaprobación.
Desde el momento en que Sabrina y Alexander se encuentran, la tensión es palpable. Alexander ve a Sabrina como una intrusa en un mundo que considera peligroso y complicado para los humanos. En contraste, Sabrina ve a Alexander como una barrera autoritaria que debe desafiar y superar para lograr su objetivo en la academia. Esta dinámica genera un choque constante entre sus personalidades y perspectivas.