«La vio y sintió cómo las cuerdas que ataban su cuello al suelo se soltaban y creyó flotar, flotó hacia ella con la sonrisa más tonta que haya visto un ser humano y le dijo "hola", como si no se conocieran, como si sus cuerpos no hubieran explorado ya cada detalle y cada rincón, se acercó a ella con la sonrisa más idiota que nadie haya visto jamás y le dijo "hola". Y Fina, como si la hubiese estado esperando toda su vida, vistió su boca con una sonrisa aún más estúpida si cabía y le dijo "hola", la miró a los ojos, se dejó inundar por su mirada intensa y allí lo vio, lo vio y dijo "hola", como si se hubieran encontrado por primera vez, porque así iba a ser, sus cuerpos, hambrientos y sedientos de encontrarse, se atraían como un imán y con tanta fuerza que habría aplastado a cualquiera que se interpusiera entre ellos. Y se encontraron, se encontraron como nunca antes lo habían hecho y como esperaban seguir haciéndolo el resto de sus vidas. » -Toledo, 1938.