La señora Martínez, propietaria distraída, cometió el error de su vida al arrendar el mismo apartamento a dos personas distintas: el padre Thomas, un joven sacerdote recién llegado a la ciudad, y Mishelle, una estudiante de arte.
El día de la mudanza fue un caos. Thomas llegó primero, sotana en mano, listo para iniciar su nueva vida parroquial. Horas después, Mishelle apareció con sus lienzos y pinceles.
La confusión inicial dio paso a una incómoda negociación: compartirían el espacio hasta que la señora Martínez resolviera el embrollo.
Los días pasaban. Tomas rezaba en silencio mientras Mishelle pintaba retratos vibrantes.
Él cocinaba platos sencillos; ella experimentaba con sabores exóticos.
Entre miradas furtivas y conversaciones cada vez más profundas, algo inesperado comenzó a florecer.
Mientras la señora Martínez buscaba desesperadamente otro apartamento, Tomas y Mishelle se enfrentaban a una decisión que cambiaría sus vidas para siempre.
¿Seguirían los dictados de sus corazones o los caminos que habían elegido?
La respuesta, como el amor mismo, era un lienzo en blanco esperando ser pintado.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.