Fue a los diecisiete años cuando Yeonjun se dió cuenta que había algo realmente malo consigo mismo, mientras sentía a su corazón latir apresurado cuando Beomgyu, cuatro años menor que él, se le lanzó encima buscando consuelo en un beso.
Beomgyu había sido como su propio hermano incluso antes de nacer y, sabía que a pesar de amarlo, no podía estar enamorado de "esa forma".
A los diecinueve, entendió cuando Beomgyu le confesó que no podía amar a nadie más como lo amaba a él por la forma en que lo trataba, y a los veintiuno lloró al encontrar a Beomgyu roto en pedazos por la habitación y aferrarlo en un abrazo a la cordura, porque las cosas no mejoraban para él, como no lo habían hecho desde muy pequeño.
Cuando supo, a los veintitrés, que sus sentimientos no cambiarían, decidió que la razón debía matar lo que pedía su corazón.
Empujó a Beomgyu tan al límite de su propia estabilidad, que cuando quiso redimirse y realmente aceptar que no podía eliminar sus sentimientos, pareció ser demasiado tarde.