Una extraña obsesión. No supo cuando ni como empezó, era extraño que cada vez que lo veía sus instintos se ponía a flor de piel. Su nombre era Daenerys Targeryen, y su vida había estado marcada por una obsesión silenciosa pero profunda: Jacaerys Velaryon. Pero, como las olas que golpeaban la orilla, su obsesión se estrellaba contra la dura realidad de que Jacaerys parecía tan distante e inaccesible como el horizonte mismo.