La vida nunca ha sido blanca o negra. Diferentes tonos de grises pintan el lienzo de nuestra moralidad, de nuestra forma de pensar y de las razones que mueven nuestras acciones. Está también presente en el cielo y en la tierra, en el horizonte y la cercanía... Nuestro mundo es ceniciento por una buena razón. El blanco más puro es dañino, de la misma forma que el negro más oscuro aviva nuestras peores pesadillas. Los extremos son malos, y a pesar de todo, en un mundo extremista vivimos. Uno que nos hará rezar, buscando una respuesta pintada de gris.
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