La libertad es un concepto que ha fascinado a Izuku Midoriya desde muy joven. A sus ojos, la libertad es sinónimo de belleza, de poder hacer lo que uno desea sin restricciones ni juicios. Observa cómo los animales vagan sin rumbo, cómo algunas personas viven sin preocuparse por lo que los demás piensen, y cómo las nubes flotan libremente en el cielo.
Izuku anhela ser como ellos, sin las cadenas de la civilización que lo oprimen. Las reglas y leyes que rigen su mundo le parecen aburridas y restrictivas. Quiere poder correr sin destino, volar sin límites y ser él mismo sin miedo a ser juzgado.
Pero, ¿cómo puede lograrlo en un mundo que valora la conformidad y el orden? ¿Cómo puede escapar de las expectativas y las normas que lo rodean? Estas preguntas lo atormentan, y su deseo de libertad crece con cada paso que da.
En su corazón, Izuku sabe que la libertad es un derecho que debe ser reclamado, no concedido. Y está dispuesto a luchar por ella, a desafiar las reglas y a romper las cadenas que lo atan. Porque para él, la libertad no es solo un concepto, es una necesidad, un impulso que late en su alma y lo impulsa a ser quien realmente es.