RED

Siempre me he preguntado por qué, entre tantas personas, fui yo quien tuvo que cargar con una responsabilidad tan abrumadora. Lo único que anhelaba era ser feliz junto a mi familia, pero ese sueño se desmoronó. Nunca deseé convertirme en un monstruo, ni manchar mis manos con sangre. Sin embargo, el destino me arrastró a una vida donde la venganza se convirtió en mi única razón de ser. Es una tortura constante despertar cada día sabiendo que mis emociones están atrapadas tras un muro de culpas y atrocidades. He cometido horrores inimaginables, pero jamás me arrepentiré. Todo lo que hago, lo hago con un propósito: destruir a cualquiera que se interponga en mi camino. Mi único consuelo es la esperanza de que, algún día, aquellos que amo puedan descansar en paz.