La música es el lenguaje del alma. Puede expresar lo que las palabras no pueden. Para mí, siempre ha sido mi refugio, mi pasión, mi razón de ser. Hasta que, en un momento, la música cesó, y mi corazón dejó de hablar. Él se había ido, se fue con mis cantos, mi compañero de melodías. Años después, la vida me llevó por caminos diferentes. Encontré a alguien más, que me hizo volver a cantar, pero la música que creamos juntos no sonaba igual. Mientras creaba nuevas melodías, volvió a sonar aquella melodía. Aquella melodía que pensaba que había llegado a su fin. Ahora me encuentro entre la espada y la pared. El pasado y el presente. La música que fue y la que podría ser. Entre la lealtad, y el deseo. La música es mi pasión, pero el amor es mi debilidad. Y en este juego del amor, solo hay un ganador