En una ciudad , vivía Aurora, una joven de 15 años que había aprendido a proteger su corazón con una capa de hielo. Su desilusión con el amor había nacido de una experiencia dolorosa: se había enamorado perdidamente de un chico que nunca había correspondido sus sentimientos. Desde entonces, Aurora se había encerrado en sí misma, desconfiando del afecto y del compromiso, y construyendo una barrera que parecía impenetrable.
La vida de Aurora transcurría en un monótono vaivén entre la escuela y su hogar, un ciclo sin sorpresas ni emociones. Pero todo cambió cuando, un día, apareció en su vida un chico de cabello oscuro como la noche, llamado Izan. Su presencia era como un soplo de aire fresco en el gélido paisaje emocional de Aurora. Izan era todo lo que ella no esperaba: amable, enigmático y, sobre todo, genuino. Con una mirada que parecía comprender la tristeza en los ojos de Aurora, y una sonrisa que desafiaba la frialdad que ella había construido a su alrededor, Izan comenzó a deshacer el hielo que había encerrado su corazón.