En la sala de emergencia del hospital estaba en plena actividad, murmullos constantes de voces, pitidos de monitores, doctores pasando de cuartos a quirófanos creaban una sinfonía caótica, Francis con su típico uniforme blanco y su paciencia infinita, atendía a los pacientes con la habilidad y el cuidado que la habían convertido en una de las enfermeras más respetadas del hospital. Pero esa noche, algo inusual estaba pasando detrás de las puertas automáticas del departamento de urgencia. El caso llego de manera inesperada. Un joven de aspecto enigmático cubierto de tatuajes que parecía contar historias propias, fue llevado en ambulancia, sus ojos se posaron en los diseños que adornaban su piel, cada tatuaje parecía ser una pieza de una rompecabeza que ella no estaba dispuesta a resolver. Mientras intentaba concentrarse en su tarea, no pudo evitar preguntarse quien era ese hombre y que lo había llevado a ese lugar. La noche estaba a punto de revelar más de lo que imaginaba, y sus caminos estaban a punto de cruzarse de una manera que ni siquiera el destino podría haber predicho.