Vivian por fin ha logrado llegar a unos de los puntos más altos en su carrera, convertirse en socia del bufete de abogados en el que lleva años trabajando. Pasó de ser la hija complaciente y dulce, a una mujer distante y exigente.
Entonces, el gran reto de su carrera se presenta, trabajar codo a codo con el hombre que alguna vez amó y quien también le rompió el corazón de la forma más ruin posible.
Por su parte, Adrien jamás se imaginó que habría otra oportunidad para reencontrarse con la dueña de sus sueños y noches desde que cayó literalmente en sus brazos, en una noche lluviosa hace ya diez años. Pero el destino es un excelente jugador de ajedrez, actúa en silencio y no transmite sus intenciones hasta que el "jaque mate" está hecho.
Su jaque mate no tiene que ver con volver a alejarse de Vivian, porque...¿Cuántos movimientos tuvo que hacer el destino para volver a ponerla en su camino? ¿Cuántas coincidencias tan cercanas tienen que haber para que se decida por fin a contarle la verdad?
¿Cuánto tiempo seguirá esperando su turno para hacer el movimiento determinante que lo puede llevar a recuperarla o finalmente perderla para siempre?
Ella no se lo pondrá fácil, pero si algo ha aprendido en su carrera como abogado, es que la disposición total para enfrentarse a un desafío puede ser decisiva para ganar un caso. Y este puede ser el más importante, no solo en su carrera sino también para el resto de su vida.
Una historia romántica con un poco de comedia, en donde Londres es el escenario perfecto para las segundas oportunidades, pasear corgis con sombrillas amarillas y darse besos bajo la lluvia que pueden sanar o abrir viejas heridas.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...