Liriel, una elfa sin rumbo, se encuentra un día con El Árbol Legendario, un sauce llorón que susurra destinos a aquellos que han perdido su propósito. El árbol le encomienda una misión enigmática: encontrar a alguien, aunque no le revela a quién.
En su travesía, Liriel descubre a un bebé abandonado en un manantial, al que llama Damián. Convencida de que él es la clave de su misión, continúa su viaje, en el que encontrará a otros carismáticos personajes que le ayudarán en su misión, como Erevan, un cambiaformas, Dantalion, un demonio reservado y Alaric, un guerrero humano.
Juntos, se dirigen al peligroso Castillo de la Señora de los Cuervos en Abyssi Regnum, un lugar temido por todas las razas de Acanthia. La misión de Liriel se vuelve cada vez más clara y peligrosa, mientras el destino de todos pende de un hilo.
[Desgaste rápido + Mimos grupales + Lider femenina gentil + Escoria aplastante]
Su Zhiruan había muerto inesperadamente y estaba atada al Sistema de parto.
Completar tareas le haría ganar la vida eterna y una riqueza inagotable.
¡Esto suena genial! En su última vida, no tuvo hijos. Después de unirse al sistema, fue bendecida con muchos hijos y fue mimada hasta el cielo por el protagonista masculino.
¡Todos sus hijos eran obedientes, sensatos y fáciles de criar, lo que la convirtió en una verdadera portadora de fortuna!
[Escenario uno]: Cinco años después del reinado del Emperador, el harén no había producido descendencia. Después de una noche de pasión con Su Zhiruan, el harén se llenó de príncipes y princesas.
El Emperador los adoraba incluso durante las sesiones de la corte, dejando de lado su comportamiento imperial para jugar con los niños y enseñar personalmente a los príncipes. Su mirada hacia Su Zhiruan se volvió cada vez más ferviente.
"Querida, ¿te gustaría ser mi Emperatriz y juntas cuidar de nuestros hijos, convirtiéndote en mi esposa por encima de todas las demás?"
[Escenario dos]: Se rumoreaba que el caballero más misterioso de la capital estaba discapacitado. Se acercaba a la mediana edad y no tenía descendencia.
Sus parientes lo observaban con curiosidad y deseaban su muerte a diario.
La llegada de Su Zhiruan desbarató por completo sus planes, ya que ella le dio a este apuesto hombre una prole de hijos.
Cuando pensó en irse, él la abrazó, sus ojos normalmente fríos y orgullosos llenos de súplica. Su voz era profunda y baja.
"Esposa, por favor no me dejes a mí ni a nuestros hijos. Te lo ruego".