Max siempre fue el vecino serio, rudo y de pocas palabras.
Checo, en cambio, era alegre, amigable y muy sociable.
Vivían puerta con puerta, pero no en el mismo mundo.
Checo venía de una familia adinerada, con autos en el garaje y oportunidades servidas en la mesa.
Max, no. Él tenía que ganarse cada cosa: desde el respeto, hasta el silencio.
Fueron compañeros en la escuela y nunca se llevaron bien.
Donde Checo brillaba, Max resistía. Cada clase, cada mirada, se sentía como un choque anunciado.
Ahora, como adolescentes, el destino los cruza otra vez.
El automovilismo ya no es solo un sueño: es una meta real, una carrera que apenas comienza.
Y aunque siguen chocando como siempre, hay algo distinto en el aire.
Algo que no entienden del todo... pero que se siente tan peligroso como la pista.
Un cansancio escondido detrás de ciertas sonrisas. Un temblor leve en momentos de silencio.
Como si uno de los dos empezara a entender que no todos los caminos llevan a la meta.
Como si hubiera algo que no se dice, pero que empieza a sentirse en cada despedida, por breve que sea.
Como si el reloj avanzara un poco más rápido para uno de los dos...
Max siendo un piloto tan exigido y atrapado en su propio dolor, puede encontrar en su nuevo compañero de equipo un mentor inesperado que le enseñe a disfrutar de la vida más allá de la pista y quién sabe tal vez algo más.