"Si tan solo pudiera mostrarle todo mi enojo, mi príncipe... Realmente lo desprecio". La niña que nació con una maldición: El rostro congelado, no puede llorar o sonreír. Evalys Dunkh, una pequeña muchacha traída de las tierras del dominio para servir en la lavandería real, un gran golpe de suerte en realidad, el futuro le sonríe entre cueros por pulir y ropa interior por restregar. Si algo ama Evalys son las aves, hermosos animales que pueden surcar los cielos, los envida, ese tarde en el establo oyó el chillido de un pájaro herido y no dudó en intervenir, ese error la llevó a sufrir años de cautiverio bajo las crueles manos de un príncipe desalmado. Maegor Targaryen, hijo de la primera esposa y reina Visenya Targaryen, la única con vida luego de la caída de Meraxes en Dorne, el único gran defecto: No posee un dragón. Un Targaryen sin dragón es un jinete vacío y patético, el joven príncipe solo puede desquitar su frustración continua arremetiendo contra cualquiera inocente que se cruce en su camino, esa sirvienta ya probó el acero y aún así su rostro no cambió de expresión, así el príncipe halló un nuevo juguete del que nunca se cansa.