cuando llegue aquí, no mire nada. Mis ojos estaban vendados y mi cuerpo rígido, solo sentí como el viento frio pego en mi cara y nuevamente entre a un lugar pequeño y silencioso. El hombre que me trajo aquí me desamarro las manos, no intente nada sabia que no debía, y antes de salir me dijo "Cuando escuches la puerta cerrarse podrás quitarte la venda" con eso último, me aventó algo que golpeo levemente mi cabeza. "Es una libreta, ahí podrás escribir tus días aquí. Tal vez salgas, tal vez no. " él hombre rio roncamente. "Puedes escribir tu deseo de libertad, porque es lo más cercano que tendrás a ella. "