Nuestras miradas nunca coincidían, me sentía sola, triste y ahogada en aquella palabras que no había sido capaz de decir, nunca nos dimos cuenta, y en ese momento presentía que nuestra historia nunca comenzaría, es ahí cuando el dolor impacta tu vida de una manera que crees irremediable, fuerte, tanto que penetra el alma, tanto que duele el respirar sin ganas, sin su presencia, sin el.All Rights Reserved