Todo es una mierda.
Stiles no solo no podía permitirse ir a la universidad justo después de la secundaria, sino que también perdió a su mejor amigo por culpa de los chicos populares. Él y Scotty no se habían hablado durante un tiempo, y ahora Scott se había ido de Beacon Hills con el resto de esos afortunados bastardos. Con todos sus ahorros gastados en las facturas médicas de su madre muerta, Stiles se ve obligado a quedarse y trabajar en una tienda de mala muerte junto a una gasolinera de mala muerte. La vida transcurre lentamente, al igual que el primer verano recién salido de la escuela secundaria, cuando nadie más aparece en la gasolinera que Derek Hale.
Derek Hale, que había estado desaparecido durante unos 15 años después de que su familia muriera en ese incendio, solo logra pedirle a Stiles una recomendación de libros, antes de que ya lo arresten por asesinato. Después de ese espectacular regreso a casa, seguro que será la comidilla de la ciudad.
Esta historia se desarrolla en un universo alternativo de divergencia canónica, donde Stiles nunca se enteró de la existencia de los hombres lobo. Ahora que Derek está de vuelta en la ciudad, planea cortejar al despistado Stiles, ya que son compañeros. Al final, se trata principalmente de tonterías, obscenidades y fragmentos de la vida real, porque quería darles algo de paz a estos personajes (y escribir sobre algunas de mis manías).
Iris va a llegar al fútbol club Barcelona con una sola misión, ser la encargada del documental secreto que van a hacerle a un Gavi que acaba de romperse los cruzados y que ha dejado claro al club que no quiere saber nada de documentales.
Ella no aguantará el mal humor del sevillano, este por su parte no le dará la oportunidad de conocerla.
Pero el amor tiene otros planes para ellos.
¿Qué pasará cuando Gavi se entere que ella está detrás de su documental con el tiempo?