Su majestad necesitaba un esposo... Pero ¿podía el deber convertirse en amor? Fluke Natouch sabía que estaba destinado a un matrimonio de conveniencia, así que, cuando su padre le dijo que se comprometería con un rey, con el que se casaría sin estar enamorado, lo aceptó como si fuera su destino. Sin embargo, Fluke no estaba preparado para el rey Ohm San Thitiwat ni para el fuego que se despertó en su interior al conocerlo. El deseo que los consumió la noche de bodas lo dejó conmocionado. Pero, fuera del lecho conyugal, Ohm se comportaba con extrema frialdad. ¿Se atrevería Fluke a creer que la química entre ambos bastaría para doblegar a aquel poderoso gobernante?