Nunca olvidaré los ojos color aqua cola de mi madre, ese reflejo de vida en medio de la desolación. Su rostro era tan delgado como su cuerpo, marcado por la fragilidad de quien siempre renunció a su propio bienestar por el mío. Siempre decía no tener hambre, aunque cada noche la escuchaba sollozar en silencio. Su piel, bronceada por el sol implacable, estaba teñida de un doloroso tono rojizo, seca como el desierto que nos rodeaba. Y aún así, siempre utilizaba sus mejores prendas para proteger mi cuerpo del abrasivo sol.
Mientras recuerdo esos sacrificios, acaricio suavemente el rostro de mi hijo, el hijo de un dios.
-Fuimos bendecidos...
Susurro con ternura mientras deposito un suave beso sobre su pequeña cabeza, sintiendo en lo más profundo de mi ser que, a través de él, toda la lucha de mi madre y la mía misma, ha encontrado su propósito. Él es la promesa de un futuro perfecto, el regalo divino por el que siempre estuve dispuesta a sacrificarlo todo.
Advertencia:
-abuso sexual
-violencia
-voyerurismo implícito/referenciado
-síndrome de estolcolmo
-Daddy issues
El tendría una segunda oportunidad, luego de arrepentirse de lo echo en el pasado y enamorarla de nuevo
Ella era diferente, no era esa adolescente inocente, ahora era fría, tenia ciertos hábitos
Las cosas se complicarían
Varias personas interferirían en sus caminos, cambiando el destino