Durante mi segunda vida fui temerario y desenfrenado sin pensar en las consecuencias. El resultado de todo eso fue la muerte de mi Pokemon inicial y eso me destrozo, ahora acercándome ya a los 40 soy un hombre simple que dirige un Orfanato Pokemon en un intento de olvidar el dolor de mi corazón. Un dia un Riolu deprimido llego a mi orfanato y sin saberlo, trajo vientos de cambio a mi vida en forma de un niño que como yo, soñaba con la grandeza.
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