Stanley Pines era un hombre con muy mala suerte, fué echado de su hogar y se vio obligado a recorrer varios países para escapar de la ley debido a las estafas y delitos que realizaba para sobrevivir. Desde entonces, vivía en las sombras de su propio dolor, aislado del mundo, buscando algún refugio en soledad.
Megan Briar, por otro lado, era un Hada de las flores en un pequeño pueblo en Oregon llamado Gravity falls. Su existencia se tejía entre los misterios de lo sobrenatural. Era un ser etéreo, creado de la luz, las estrellas y las flores, pero con un alma que desconocía las emociones humanas. Aunque no tenía un cuerpo mortal, su curiosidad por el mundo de los humanos la llevó a observarlos desde las sombras, fascinada por sus emociones, sus debilidades, y su capacidad de amar a pesar del dolor.
El destino los unió gracias al gemelo de Stanley, Stanford Pines, después de un grave accidente en su laboratorio. Ambos, empeñados a intentar recuperar a Stanford, empezaron a convivir y conocerse para trabajar en equipo.
Al principio, él la percibió como un sueño o una visión, pero pronto comprendió que era real, aunque diferente a todo lo que había conocido. Sus alas, brillantes como la luna, lo cautivaron, y aunque no entendía por qué, sintió que algo en ella lo llamaba.
Con el tiempo, a pesar de su naturaleza sobrenatural y su incapacidad para comprender completamente los sentimientos humanos, ella comenzó a experimentar algo nuevo junto a él. Algo que la hacía querer quedarse a su lado.
Soledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no saber cómo liberarte de ese espantoso sentimiento. Bueno esos sentimientos rondaban en mi día a día, pensaba que solo yo era la única que podía tener una vida tan horrible, que podía ser la única dolida y la única destruida... pero llego alguien el cual estaba peor que yo, mas dolido, con mucho odio en su corazón, más triste y sobre todo más destruido. Sin siquiera imaginármelo esa fue la persona por el cual yo sigo aquí, porque él fue el que me dio la respuesta a mi pregunta ¿podemos seguir vivos después de sentir tanto dolor? Pues sí, y él era la mejor respuesta para esa pregunta.