Liberación (Sectores, libro 1)

El planeta Tierra se había vuelto estéril y desértico en su mayoría. Ya los países no existían, desapareciendo así, las antiguas fronteras. La civilización humana se había mezclado y fraccionado, viviendo dentro de enormes murallas; las crisis, la superpoblación y la esterilidad de un gran porcentaje de los suelos así lo impusieron, siendo la solución más viable, la creación de sectores. Estos habían posibilitado controlar a tiempo la excesiva y descarriada reproducción humana, estableciendo los límites entre el interior explorado y el exterior hostil y estéril. Hacía cincuenta años que los recursos naturales no renovables escaseaban, y aunque eran los más demandados por el desigual desarrollo tecnológico, y existían profundas diferencias entre tres tipos de sectores: socialistas y comunistas negando al capitalismo y viceversa, la Organización Sectorial distribuía tales recursos de manera equitativa; el futuro desarrollado de ello dependía... La búsqueda de nuevas galaxias y planetas habitables se había convertido en el objetivo primordial. El planeta era todo un caos en las áreas exteriores a los sectores. Pero los seres humanos, no escarmentando con todo lo que les ocurrió y les ocurría, agregaron a esta calamidad la creación artificial de especies de animales híbridos (desgaharas (carnívoros), planteras (herbívoros) y glotas (omnívoros)), que deambulaban por todo el planeta, provocando la disminución de numerosos animales endémicos y siendo la mayor amenaza para los propios humanos al ser sus depredadores. Estos híbridos podían llegar a tener un tamaño fuera de lo normal.
En uno de esos sectores menos desarrollados, el uno, residía Adam, que a pesar de haber nacido en un sector socialista, negándosele así el progreso, una oportunidad se le daría y la aprovecharía, pero no sabía que era un camino que no debía haber tomado...