Estaba cansado de las miradas que solo se fijaban en mi apariencia.
Tras colocarme una máscara a mi antojo, solo veía lo que ellos querían que viera. Cada vez que intentaba liberarme de esa máscara impuesta, invariablemente me seguían miradas decepcionadas.
Cuando esa carga se volvió cada vez más pesada, la conocí.
Leila von Este.
Nacida como la única Omega de extrema derecha del imperio, estaba envuelta en el escándalo de ser la "Omega desafortunada abandonada por Dios".
Sin el cuidado adecuado, su cabello negro, desaliñado y sombrío, contrastaba con sus hermosos ojos que brillaban como un arcoíris, aunque, lamentablemente, no podían ver hacia adelante.
Era una situación lamentable para ella, pero su desgracia se convirtió en mi único refugio.
Era, sin duda, mi Omega perfecta, enviada por los dioses.
... Debía ser para siempre, incluso si tenía que atraparla y encerrarla para evitar que se atreviera a alejarse de mi lado.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.