El mundo había cambiado de la noche a la mañana. Un virus desconocido había desatado el caos, transformando a las personas en zombies hambrientos. Las calles de la ciudad, antes llenas de vida, ahora estaban desiertas y peligrosas.
Las quintillizas Nakano, cada una con sus habilidades únicas, se encontraban en su hogar, tratando de entender la magnitud de lo que estaba sucediendo. Futaro Uesugi, su tutor y ahora su aliado en la supervivencia, había llegado justo a tiempo para ayudarlas a planear su escape.
_Ichika_, con su liderazgo natural, tomó la iniciativa. "Debemos mantenernos juntas y encontrar un lugar seguro", dijo, mientras trazaba un mapa de la ciudad con posibles refugios.
_Nino_, siempre decidida, se encargó de reunir provisiones. "No podemos sobrevivir sin comida y agua", afirmó, mientras llenaba mochilas con lo esencial.
_Miku_, con su conocimiento de historia y estrategia, sugirió rutas seguras. "Podemos usar los túneles subterráneos para evitar a los zombies", propuso, recordando mapas antiguos de la ciudad.
_Yotsuba_, con su energía inagotable, se ofreció como exploradora. "Puedo correr rápido y avisar si hay peligro", dijo, lista para cualquier desafío.
_Itsuki_, con su sentido práctico, se aseguró de que todos tuvieran lo necesario para protegerse. "No olviden las linternas y los botiquines de primeros auxilios", recordó, mientras distribuía el equipo.
Juntos, el grupo se adentró en la ciudad, enfrentando peligros a cada paso. La confianza y el amor entre las hermanas, junto con la guía de Futaro, se convirtieron en su mayor fortaleza.
A medida que avanzaban, descubrieron que no solo luchaban por sobrevivir, sino también por encontrar esperanza en un mundo devastado. Cada día era una nueva batalla, pero también una oportunidad para demostrar que, incluso en los momentos más oscuros, la unidad y el coraje podían iluminar el camino.
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