Naruko Uzumaki, una joven ninja de la aldea de Konoha, siempre fue vista como una marginada debido al zorro demonio, Kurama, sellado dentro de ella. A lo largo de su infancia, fue objeto de odio y desprecio por parte de los aldeanos. Sin embargo, su espíritu indomable y su deseo de ser reconocida y amada la impulsaron a entrenar más duro y a nunca rendirse. Cuando la aldea fue atacada por Pain, Naruko luchó con todo su ser para proteger a los habitantes de Konoha. Su valentía y determinación le permitieron derrotar a Pain, salvando así a la aldea y a sus habitantes. Tras la batalla épica con Pain, donde Naruko arriesgaría su vida para salvar a Konoha, recibiría el reconocimiento de algunos, pero seguiría sintiendo el frío rechazo de gran parte de la población, que no podía olvidar su vínculo con el Kyūbi. Esta indiferencia de la aldea, a pesar de haberla salvado, sería el punto de quiebre para Naruko.
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