"Cuenta la leyenda qué todos nacemos con un hilo rojo atado a la persona que amaremos siempre, el hilo podrá contraerse, estirarse, enredarse, pero jamás podrá romperse."
Ese pensamiento se repetía en mi mente una y otra vez, mientras trataba de recordar el rostro de mi ángel, el rostro de aquel chico de piel blanca, cabello castaño, ese chico que salía en mis sueños, al cual no podía verle el rostro, lo único que captaba mi atención y atesoraba en mi memoria era el color rojo atado en su mano izquierda...
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