Sanji casi grita cuando descubre un libro homo-erótico en la colección de Robin. Y más allá de lo sorprendente de los gustos de la pelinegra, el contenido fue lo que casi hace que se desmayara. Era una historia de ficción entre Roronoa Zoro y él. Amándose. Dándose como cajón que no cierra. Por dios santo, escuchó sobre ese tipo de historias, pero jamás pensó que alguien sería capaz de escribir algo así con ellos como protagonistas. Aún así, lo leyó. Por mera curiosidad, claro. Y cuando acabó, pudo decir con mucha honra que fue una basura, tal y como esperaba. Así que no entendía por qué tuvo que reencarnar en la maldita historia.
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