Tzuyu siempre ha sido consciente de sus grandes manos, algo que le ha causado inseguridad a lo largo de su vida. Sin embargo, Mina, la persona que más admira, ve en ellas una belleza que Tzuyu nunca imaginó. En una tarde silenciosa, las confesiones no dichas salen a la luz, y ambas descubren que sus sentimientos han estado esperando el momento adecuado para revelarse. Entre caricias, besos tímidos y palabras honestas, descubren que lo que antes parecía una inseguridad es, en realidad, lo que más las une.