El secuestro fue solo el principio de mi verdadera prisión. No hubo golpes, ni gritos. Axel no necesitaba levantar la voz para destruirme. Con cada caricia, me alejaba más de la persona que una vez fui, moldeándome a su imagen, manipulando mis miedos hasta convertirlos en cadenas invisibles.
Me repetía que lo hacía por amor, que nadie me amaría como él. Y poco a poco, mi mente, cansada de luchar, se rindió. Empecé a creerle, a necesitarlo. Me dio afecto cuando le convenía y me quitó el aliento cuando quería ver cómo me desmoronaba. Cada palabra suya era un puñal disfrazado de ternura, y cada beso, una prueba de que ya no era libre.
[Paso mucho tiempo dormida........desde el corazón humano....ella estaba....siempre dormida pero no sorda....los podía oír....sus risa...gritos...llantos.... los escuchaba...]
(Esta historia la hice después de verme un ntr...y me quedé con mal sabor de boca así que hice esto para poder estar tranquilo)