Una noche un wyngling llamado Fresmet se había escapado de la guardería para dar una vuelta a solas, ya que le gusta mucho ver el exterior y es algo curioso. Durante su paseo nocturno se le apareció algo muy raro, un portal. El portal comenzó a jalarlo como si de una aspiradora se tratase, Fresmet trató de resistir pero no lo logró. El portal lo arrojó con fuerza del otro lado pero su choque fue amortiguado al caer sobre alguien más. Aturdido y desorientado fue recogido por la persona con la que chocó y llevado a un lugar seguro, todo esto de repente y sin razón aparente.