Violeta, Violeta a vuelto caer, la odio tanto que lloro con ella.
Ella es una niña tan odiosa, tan odiosa
que cada vez que sonríe me gustaría verla morir.
Caminas por la calle, la oscuridad te abraza, juntos con las mentes sin sentido de los hombros que te miran.
Te oído Violeta, te odio tanto, eres un asco, un fracaso, no se por qué sigues siendo tan adorable.
Las rosas están sobrevaloradas.
Las rosas son tan estúpida, por que tienen espinas y se marchitan tan fácil.
Mi corazón florece al sentirse una Rosa, en intento desesperado por salvarte y entenderte.
¿Por las que las arrancaste Violeta?, no ves que las mataste.
¿Odias la vida?, fue por esa razón ¿verdad?, tal vez solo debería odiarme a mi.
Lamento no haberlas regado, merecían agua, merecían vivir, pero ya es un muy tarde.
Perdón por haberlas regado con lágrimas de dos ojos que merecen estar ciegos.
Mi niña de ojos tristes,
en su mundo el amor sueña que existe.
Entre paredes que gritan su nombre,
vive en silencio, sin saber ser hombre ni mujer.
El cielo se apaga, las estrellas se van,
Violeta se oculta, hoy no quiere llorar.
La casa se hunde, el alma se rompe,
y el mundo que duele no la reconoce.
¿Quién la amará si el amor no llegó?
¿Quién la verá si la vida olvidó
que en su pecho late un corazón roto,
tan lleno de grietas, tan lleno de lodo?
Mejor me marchito al compás de tu muerte.
Mejor me suicidó al compás de tu olor.
Mejor dejo hasta acá, mi intento por ser otra bella Flor.