Cuando fingimos una apariencia mayormente es un escudo de defensa para uno mismo, otras veces para aparentar algo que no somos o simplemente por querer encajar en la sociedad. Mientras más caemos en esa farsa solo careceremos. Viviremos en la mentira y nunca logramos ser nosotros mismos, solo seremos alguien que la comunidad desea ver y con lo que nosotros estamos seguros. Durante mis años en la preparatoria, conocí a un chico que tenía una doble vida, dos apariencias completamente distintas.