Lo que comenzó como un día común para Gojo, rápidamente se convirtió en el inicio de algo inesperado. Todo empezó cuando su hijo adoptivo, Megumi, un niño de apenas cinco años, tuvo un altercado en la escuela con su amigo Yuuji. Como cualquier padre, Gojo fue llamado para resolver el problema, pero lo que no esperaba era encontrarse cara a cara con Sukuna, el temido tío de Yuuji.
Sukuna no era cualquier persona. Su presencia lo llenaba todo, y desde el primer momento, Gojo sintió que había algo más en ese hombre que lo intrigaba. A pesar de su carácter frío y distante, la atracción entre ambos fue innegable, aunque ninguno lo admitiría en ese momento.
Desde entonces, las reuniones por Megumi comenzaron a ser algo más que simples encuentros escolares. Entre intercambios de miradas intensas y palabras mordaces, Gojo se dio cuenta de que lo que sentía por Sukuna era más que una simple curiosidad. Y aunque ambos mantenían sus barreras, la tensión entre ellos era cada vez más difícil de ignorar.