Tiempo de despedidas entrelaza las historias de migración de varias generaciones de las mujeres de una familia, desde la Galicia de los años cincuenta con la partida de Rosa y su marido José a Venezuela, un próspero país petrolero de acogida para la diáspora europea que huía de la devastación y desesperanza tras los años de guerra, y Sabina y Henric, de origen húngaro, quienes escapaban de una brutal represión por discernir contra el poder, y cuyos destinos se unirán al de los españoles gracias al cultivo del cacao, formando una alianza comercial y de amistad que florece en la pujante y fértil tierra, sellando los lazos entre ambas familias el amor juvenil de sus nietos, Caterina (Kiki) y Henry.
La conveniente relación sucumbe con la partida de Kiki al país que dejaron sus abuelos décadas atrás, buscando las mismas libertades que sus antecesores reclamaban en su día, en una especie de Deja vu generacional.
Cuando la convulsa situación política pone en peligro el patrimonio construido por sus abuelos, Caterina convertida en una mujer madura, madre de una pequeña y con un hogar formado en el exilio decide regresar a su tierra arrebatada por unos pocos, repleta de corrupción, abusos y sobre todo ausencias.
El reencuentro con su antiguo amor de la infancia y la lucha de ambos por mantener a flote el legado de sus respectivas familias en medio de sobornos, intrigas, nostalgia y secretos, reaviva la pasión, y los acontecimientos que se suscitan dan un giro inesperado a la trama
Una saga familiar que se reinventa ante la adversidad, acompañando cada encuentro y desencuentro de sus vidas con el aroma del mejor cacao del mundo, que no solo se cultiva, sino que se vive, canta, baila y bendice, en un país cuyas fronteras fueron de llegadas y actualmente son de despedidas.