Sus manos recorriendo mi cuerpo con desesperación, sus labios besando cada rincón de mi piel al descubierto, su voz ronca haciéndome estremecer por completo. El placer de hacer correcto lo incorrecto. Desde el momento en el que nuestras miradas se cruzaron, supe que él iba a ser la perdición de mi cuerpo y de mi alma. Había fantaseado con esto más veces de las que me gustaría admitir, pero jamás pensé que esta noche las cosas iban a terminar de esta manera. Sin darnos cuenta nos encontrábamos matándonos en el baño.All Rights Reserved